martes, 1 de noviembre de 2011

Sonríe. Aunque cueste.

No soy especial. No tengo un pelo increíblemente bonito, ni unos ojos dignos de alagar. No soy la persona más simpática, ni la más sociable, ni mucho menos la más querible. No soy tan alta como quisiera ser, ni tampoco tan delgada. No soy de ese tipo de personas que caen bien a todo el mundo a la primera, ni pretendo serlo. No soy de las que dicen te quiero a cualquiera, pero aunque no lo parezca, eso yo lo veo como una virtud. No tengo mucho dinero, ni mi armario está lleno de ropa de marca. No salgo a la calle y la gente se me queda mirando, es más, se podría decir que paso desapercibida. Pero soy feliz, ¿sabes? No me hace falta ser el centro de atención, ni que todo el mundo me de consejos para saber que no merece la pena estar mal. Soy capaz de levantarme yo sola, y me sobra fuerza para ayudar a los demás a levantarse.
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Y es que yo siempre he dicho que la sonrisa es el mejor maquillaje que cualquier persona puede tener.

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